‘De noche, todos los gatos son pardos’
Hace unos siglos, cuando la actual metrópoli de Madrid era, apenas, una gran aldea, a sus habitantes se los llamaba vulgarmente gatos. Como por las noches la iluminación era muy precaria, no resultaba para nada sencillo distinguir a un poblador de otro. Esto originó que fuesen numerosos los rufianes y malhechores nocturnos que por allí aparecieron.
El refrán ‘De noche, todos los gatos son pardos’ se trata de advertir de la facilidad que hay, en algunas ocasiones, de ser engañados por un impostor a quien podemos toma por otra persona y no percatarnos de sus malas intenciones
Hoy la usamos para describir situaciones en las que la confusión impide una clasificación o una diferenciación acertada de objetos o personas. No obstante, su uso más regular sigue siendo muy similar al inicial: dificultad para distinguir sujetos por las noches, sea por los problemas de visión en ese contexto o por las condiciones en las que se encuentra el que observa. Claro está que el aumento de andróginos que deambulan por las noches ha venido a complicar aún más las situación.
"Poner el cascabel al gato"
Se utilizan ante una dificultad y la imposibilidad de llevar a cabo alguna tarea que acarreará cierto peligro.
Hay veces que cuando nos encontramos ante una situación delicada todos los miembros de un grupo sabemos cómo actuar, cual es la solución… pero el problema viene cuando hay que buscar a una persona que realice esa acción.
En este momento es cuando usamos la expresión “¿Quién le pone el cascabel al gato?”.
Origen-Esta frase viene de una fábula escrita en el Siglo XIII y que aparece en “El libro de los gatos”
Dicha expresión se originó a raíz de una antiquísima fábula que versaba en la historia de un grupo de ratones que deseaban salir de la ratonera para ir a buscar comida pero que les era imposible hacerlo debido a que siempre eran sorprendidos por el felino que habitaba en aquel lugar. Tras reunirse los roedores decidieron que una buena idea para enterarse cuándo se acercaba el gato sería colocándole a éste un cascabel, pero ¿quién sería el valiente que se lo pondría?
Para acabar con esas matanzas llegan a la conclusión de que deben ponerle un cascabel o algo que haga ruido en el cuello, de manera que cuando el felino se mueva sepan por dónde anda y no les pueda atacar por sorpresa.
Todos los ratones están de acuerdo en que esa es la mejor solución… el problema llega cuando hay que elegir al ratón que lo lleve a cabo, empezando todos y cada uno de ellos a poner diferentes excusas para evitar realizar tan peligrosa acción.
La curiosidad mató al gato
¿Quién no ha oído alguna vez esta expresión? Es común haberla escuchado al hacer muchas preguntas, al intentar saciar la curiosidad y al indagar asuntos peligrosos. Puede servir de advertencia, para acallar a aquel que interroga demasiado. Esta expresión tiene origen en el siglo XVI, es inglesa y originalmente se decía: “Care kills a cat” con el tiempo la palabra “care” se cambió por la de “Curiosity” y así llegó hasta nuestros días.
Traducida textualmente significa: la enorme cautela o preocupación mató al gato. Está relacionado con la medicina, ya que significa que la excesiva inquietud y preocupación es una actitud perjudicial para la salud de las personas, que pueden llegar a enfermar e incluso morir de forma prematura
Se pone como ejemplo a los gatos porque son animales muy cautos y cuidadosos con todos sus actos y movimientos, siendo poco sociables, queriendo descubrir por sí solos sus propias dudas.
Hace años, el gran poeta Antonio Machado enunció frases como: las prisas y las preocupaciones hacen que “se oiga sin escuchar”, “se coma sin degustar”, “se toque sin sentir”, impidiendo disfrutar de todos los sentidos, sólo por tener siempre preocupaciones en la cabeza.
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