Mejor no preguntes
El pulpo
El pulpo es el invertebrado con el cerebro más grande, y probablemente el más inteligente de todos. Los pulpos tienen, además, una ingeniosa manera de aumentar su capacidad neuronal, repartiendo las células nerviosas en diferentes unidades de procesamiento, como varios chips conectados en red
Son unos magos del camuflaje
Cambian de forma y de color a voluntad, expelen nubes de tinta y desaparecen entre grietas y estrechas cavidades
Poseen una extraña anatomía
Tienen tres corazones, un cuerpo que pueden deformar a capricho y su sangre es azul
Se pueden deshacer de un brazo para escapar
Los pulpos tienen muchas estrategias para escapar: expulsar tinta, camuflarse, esconderse en cualquier oquedad... pero cuando todo ello falla les queda una última opción. Igual que hacen algunos lagartos con sus colas, los pulpos pueden deshacerse de uno de sus brazos para engañar a su atacante y escapar.
Todos los pulpos son venenosos
Cuentan con toxinas que utilizan para paralizar a sus presas. Eso sí, solo uno de ellos contiene veneno fatal para el ser humano, el pulpo de anillos azules, una de las especies animales más venenosas del mundo.
Huelen a través de sus brazos
Cada una de sus ventosas está cubierta de receptores gustativos y que además les proporcionan el sentido del tacto.
Pueden poner hasta 100.000 huevos
Aunque el número de huevos que pueden poner varía mucho entre las diferentes especies. Otra curiosidad de la reproducción de los pulpos es que las hembras ponen tanto esfuerzo en continuar con la especie que mueren por ello. Las madres dejan de comer para defender a los huevos, proveerles de oxígeno y limpiarlos de impurezas bombeando agua constantemente. Al mes de la puesta de los huevos nacen nuevos pulpitos y muere la esforzada madre.
Existen más de 300 especies de pulpos
Desde especies capaces de sobrevivir a más de 2.000 metros de profundidad a otras que utilizan sus brazos para caminar, algunas que viven en mar abierto toda su vida u otras tan inteligentes que usan herramientas para protegerse de los ataques de sus depredadores.
El pulpo escapista
El caso más célebre tuvo lugar en abril de 2016, cuando un pulpo llamado Inky, del Acuario Nacional de Nueva Zelanda, logró fugarse.
Al parecer, alguien había dejado la tapa de su acuario mal cerrada y el pulpo se deslizó por la abertura, descendió por el lateral del acuario, avanzó por el suelo y finalmente se dejó caer por un desagüe que llevaba directamente al mar.
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