“Las Meninas”-Velazquez
Si pensabas que este cuadro sólo se trataba de una niña rubia posando en el centro de este escenario, mientras un pintor le auto retrataba en un enorme lienzo estas equivocad@
El cuadro no es exactamente así lo analizamos detalle por detalle.
El cuadro no es exactamente así lo analizamos detalle por detalle.
¿Quién es la niña?
La niña es la infanta Margarita de Austria cuando tenía 5 años de edad, hija de Felipe IV.
Margarita no está ahí posando para ningún pintor, solo está de curiosa viendo como pintan a sus padres los cuales vemos reflejados en un espejo en la pared detrás de ella.
Alrededor de la niña vemos sus damas de honor
Margarita no está ahí posando para ningún pintor, solo está de curiosa viendo como pintan a sus padres los cuales vemos reflejados en un espejo en la pared detrás de ella.
Alrededor de la niña vemos sus damas de honor
Los otros personajes
En hombre que está en penumbra, es un guardadamas y Marcela de Ulloa encargada de cuidar a las damas
El hombre que se ve al fondo del cuadro, en la parte luminosa, viendo la sesión de pintura es José Nieto, un sirviente confidencial de la reina. No se sabe si se va o entra
El hombre que se ve al fondo del cuadro, en la parte luminosa, viendo la sesión de pintura es José Nieto, un sirviente confidencial de la reina. No se sabe si se va o entra
Nicolásito, era el bufón de la corte quien apoya disimuladamente un pie sobre el perro soñoliento. Los bufones eran personajes populares en las cortes reales. Y la enana Mari-Barbola que con su figura baja y fornida servía para realzar la fragilidad de la infanta.
Al lado de la infanta Margarita se encuentra María Agustina Sarmiento, menina de la Infanta, hija del conde de Salvatierra. La Infanta ha pedido un poco de agua para beber y doña María Agustina le ofrece sobre una bandeja
Isabel de Velasco , hija del conde de Fuensalida, la otra menina, está al otro lado, en actitud también de hacer una reverencia.
Isabel de Velasco , hija del conde de Fuensalida, la otra menina, está al otro lado, en actitud también de hacer una reverencia.
Aquellas dos damas de honor en ambos lados de la infanta. «menina» significa «paje» en femenino. Así llamaban a las hijas de personajes de la nobleza, las cuales entraban en Palacio como doncellas de honor de las Infantas. Ellas las acompañaban a todas horas.
Reflejados en el espejo los reyes de España, Felipe IV y su esposa Mariana de Austria.
Con este pequeño truco del espejo, el artista consigue que el espectador y su espacio entren en la pintura.
Con este pequeño truco del espejo, el artista consigue que el espectador y su espacio entren en la pintura.
¿Quién era la figura del pintor?
El mismo Diego Velázquez. Aquí su mirada va dirigida tanto a la real pareja como el espectador. Este se encuentra donde posarían el rey y la reina y se ve atraído hacia lo que pasa en el cuadro.
Una curiosidad….
el pintor luce en el pecho la cruz de la prestigiosa orden de Santiago, que no le fue concedida hasta dos o tres años más tarde.
Se dice que el mismo Rey de España después de la muerte de Velázquez, cogió un pincel y alteró el retrato del artista. El mismo pintó tal cruz ya que cuando fue pintado el cuadro, Velázquez no era todavía caballero de la Orden
Se dice que el mismo Rey de España después de la muerte de Velázquez, cogió un pincel y alteró el retrato del artista. El mismo pintó tal cruz ya que cuando fue pintado el cuadro, Velázquez no era todavía caballero de la Orden
¿Porqué casi la mitad del cuadro es utilizado en el techo del estudio?
Porque de esta manera el artista lograba la ilusión de espacio junto con una mezcla de luz y oscuridad en las paredes del estudio
Y los cuadros en la pared, uno es "Apolo, vencedor de Pan" y el otro "Minerva y Aracne"
Y los cuadros en la pared, uno es "Apolo, vencedor de Pan" y el otro "Minerva y Aracne"
La historia dentro de la obra
Es curioso como el pintor transmite que en la misma obra todos los ojos observan al espectador y el lienzo que no se ve, en un juego de perspectivas invertidas como son los Reyes y a la vez a nosotr@s los espectadores descubiertos por los que están dentro del cuadro en la misma sala
La persistencia de la memoria
Reconocido como una obra maestra del surrealismo en el año de 1931 por su atmósfera onírica representada por relojes que se derriten en medio del desierto. Alude al tiempo y a la medida de una eternidad que parece no conocer la humanidad. La inquietante criatura que se encuentra sobre la arena dibuja un perfil que probablemente es el del autor, Dalí, quien parece dormir y soñar toda la escena.
Este cuadro fue realizado un día en que Dalí se encontraba indispuesto para ir al cine con su mujer y sus amigos. Mientras estaba solo en casa, el artista pintó el que sería uno de los cuadros más famosos de la historia del arte.
El trabajo de Salvador Dalí todavía fue mal interpretado por muchos críticos de arte cuando se reveló la pintura, que ahora es famosa. Muchos creían que los relojes de bolsillo suaves como huevos eran una representación de la fluidez y la maleabilidad de nuestro concepto de tiempo y espacio. Esta interpretación llevó a la creencia de que Dali poseía una comprensión de la teoría de la relatividad a nivel de Einstein.
Este cuadro fue realizado un día en que Dalí se encontraba indispuesto para ir al cine con su mujer y sus amigos. Mientras estaba solo en casa, el artista pintó el que sería uno de los cuadros más famosos de la historia del arte.
El trabajo de Salvador Dalí todavía fue mal interpretado por muchos críticos de arte cuando se reveló la pintura, que ahora es famosa. Muchos creían que los relojes de bolsillo suaves como huevos eran una representación de la fluidez y la maleabilidad de nuestro concepto de tiempo y espacio. Esta interpretación llevó a la creencia de que Dali poseía una comprensión de la teoría de la relatividad a nivel de Einstein.
Sin embargo, cuando se le preguntó por qué eligió pintar sus famosos relojes, el artista respondió que se inspiró en la imagen del queso camembert que se derrite al sol. No es realmente lo que esperábamos, pero es, sin embargo, el estilo de Dalí.
El resultado es un arte simbólico, lleno de elementos que salen de la racionalidad y lo evidente. Esto se logra al desnudar los objetos cotidianos de la lógica que los envuelve.
Los relojes derretidos
Los relojes que se derriten representan el tiempo que transcurre de manera diferente. Al contrario de los relojes comunes, que marcan con precisión el paso de los segundos, estos relojes de Dalí poseen marcas diferentes, pues sus punteros están derretidos y sugieren una noción distorsionada de los segundos.
Las hormigas en el reloj
El único reloj que no está deformado es el que está hacia abajo y tiene hormigas sobre él. A Salvador Dalí no le gustaban muchos las hormigas y solía usarlas como símbolo de putrefacción en sus obras. Esto muestra cómo este objeto cotidiano es despreciado por el pintor bajo la mirada surrealista.
El tiempo real es el tiempo del inconsciente
La memoria es una forma de marcar el paso del tiempo, una forma interna y subjetiva. El tiempo de la memoria no es el mismo que el de un reloj común: un momento que ha sucedido hace mucho puede ser recordado como algo reciente, mientras que el día anterior puede dar la impresión de haber ocurrido mucho tiempo atrás.
Retrato del pintor
La propia figura del pintor aparece en la escena durmiendo debajo de un reloj derretido.El tiempo del cuadro La persistencia de la memoria no es el tiempo real.
Es, más bien, el tiempo del inconsciente. Se sabe que Dalí estuvo influenciado por algunas teorías de Freud, según quien “El sueño es el camino que conduce al inconsciente”.
El paisaje y el resto de la realidad
En medio de todas las figuraciones y representaciones surreales, el cuadro nos presenta al fondo un paisaje que corresponde a la vista de su casa en Barcelona. Es el camino de lo real, lo que queda o perdura de realidad en esta escena onírica.
El inconsciente es materia esencial para Dalí y se representa en sus obras de muchas formas. Por ello, en este cuadro reluce el uso de los relojes que se derriten al ser expuestos a la persistencia de la memoria.
El inconsciente es materia esencial para Dalí y se representa en sus obras de muchas formas. Por ello, en este cuadro reluce el uso de los relojes que se derriten al ser expuestos a la persistencia de la memoria.