jueves, 3 de mayo de 2018

Expresiones-Poner los cuernos-Te vas a enterar lo que vale un peine-Dormir a pierna suelta

Poner los cuernos


Empleamos este uso para indicar de alguien que ha sido infiel a su pareja con otra persona o personas.

En el medievo, los señores vikingos tenían el derecho de poseer a las mujeres de los campesinos, pues los jefes de las aldeas o poblados tenían una especie de “derecho de pernada” sobre las mujeres de su territorio, es decir, podían mantener relaciones con cualquiera de las allí presentes sin ningún tipo de compromiso.

Para indicar que se encontraban en ese momento íntimo, colgaban de las puertas un cuerno. Con el tiempo el uso de este dicho pasó a plural hasta llegar a la expresión que hoy en día conocemos.

Te vas a enterar de lo que vale un peine


Cuando utilizamos la expresión “enterarse de lo que vale un peine” estamos haciendo una amenaza o advertencia a alguien sobre las funestas consecuencias que los actos que está realizando o realizó en el pasado acarrearán.

Muchas serán las personas al escuchar la palabra ‘peine’ dentro de esta expresión piense en la imagen del típico y común utensilio de púas que se utiliza para peinar el cabello, pero en realidad nada tiene que ver.


Entre los numerosos instrumentos de tortura que existían en la Edad Media había un par de ellos que eran conocidos como ‘peine’. Era una especie de rastrillo que tenía unas afiladísimas púas metálicas con las que se “peinaba” la piel de los reos y que servía para desollar la piel del torturado, dejándolo en carne viva y provocando la muerte.

Cabe destacar que algunas fuentes apuntan como origen de la expresión a la pieza metálica que contiene una serie de proyectiles y que se incorpora en un arma de fuego, la cual también recibe el nombre de ‘peine’

Dormir a pierna suelta



Usamos la expresión “dormir a pierna suelta” para indicar que alguien duerme de una manera profunda, y generalmente por largo tiempo.

El origen de la expresión la encontramos en la época en la que a los presos se les colocaba unos grilletes en los tobillos para que no pudieran escaparse, habiendo algunos casos excepcionales en los que, por la buena conducta de un reo, éste recibía como premio el poder pasar la noche sin estar sujeto dejando los pies de éstos libres de grilletes, por lo que ‘dormía a pierna suelta’ atados simplemente por las manos (para evitar fugas), lo que conllevaba un buen descanso (dentro de todo lo reconfortante que podía ser dormir en tales condiciones) y estar en mejores condiciones por la mañana (hay que tener en cuenta que por aquel entonces la mayoría de los presos cumplían la condena realizando trabajos forzados).








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