Expresión: El tiempo es oro.
El tiempo no se puede comprar. Antiguamente, cuando la gente intercambiaba bienes y servicios entre sí, decían que «el tiempo es dinero» Esto significaba que, al igual que tú puedes tener un precio por cada hora de trabajo que hagas, ellos también tenían una hora de trabajo para intercambiar contigo. Ahora el tiempo no puede venderse ni cambiarse por otra cosa, pero sigue pareciendo valioso y de oferta limitada. Nuestras vidas son limitadas.
Si la muerte no existiera, no habría límite en el tiempo que la gente puede vivir o trabajar, lo que haría que sus horas no tuvieran valor. Pero como la muerte existe, la pregunta se convierte en: «¿Cómo deberías llenar los días que te quedan?» La respuesta no es fácil, ya que no hay una manera correcta o incorrecta; sin embargo, muchos expertos dicen que cada persona debe tratar de encontrar su propio sentido para vivir durante estos días limitados haciendo cosas que le gustan mientras también hace felices a los demás a su alrededor.
Recuerda que esta madrugada, se cambia la hora.
El tiempo consigue gobernar toda nuestra vida. Vuela, cura las heridas, lo matamos y nunca hay suficiente. El transcurso del día ha fascinado siempre a los humanos y la forma de contabilizarlo también. La idea de que el día consta de 24 horas se estableció en el antiguo Egipto. Gracias a este cálculo, posteriormente se inventaron los relojes.
Curiosidades
1-En el pasado, los días tenían 10 horas y se medían mediante un reloj de sombra.
Reloj de sombra
2-Aunque lo pueda pensar mucha gente, este reloj no lo crearon los egipcios. De hecho, romanos, babilonios, chinos y griegos crearon al mismo tiempo un instrumento para decir la hora.
3-El reloj de sol, junto con el de sombras, fueron bastante buenos para indicar la hora del día.
Sin embargo, no funcionaban al llegar la noche. Por ello, se inventó el reloj de arena.
Actualmente hay algunas personas que lo usan, pero nadie conoce a su inventor.
Gran Reloj
4-Aunque los relojes antiguos no eran demasiado precisos, existió un gran reloj que se creó en 1389, en Normandía, y que aún funciona.
Reloj de péndulo
5-Galileo Galilei realizó un gran descubrimiento, contribuyendo a la invención del reloj de péndulo en 1900.
6-En la antigüedad, la gente concebía el tiempo de forma distinta. La posición de las estrellas en el cielo era lo que marcaba el tiempo y la noche tenía 20 horas.
Crepúsculo
7-Las horas del crepúsculo se definían justo después de la puesta de sol y antes del amanecer.
Péndulo de Foucault
Es un péndulo esférico que puede oscilar libremente en cualquier plano vertical y capaz de oscilar durante mucho tiempo (horas). Se utiliza para demostrar la rotación de la Tierra. Se llama así en honor de su inventor, Léon Foucault.
Primeros relojes mecánicos
8-Estos eran muy simples. Tenían engranajes móviles que avanzaban la manecilla que indicaba la hora. Pesaban tanto que el primero se tuvo que poner en una torre muy alta.
El reloj más antiguo del mundo
El reloj más antiguo del mundo se creó en 1386, siendo restaurado en 1956. Se encuentra en Salisbury, Inglaterra.
Relojes Famosos
Reloj Astronómico de Praga
El reloj astronómico de Praga se instaló en 1410 y tiene el diseño de un astrolabio, representa la posición del sol y la luna en el cielo. Tiene un calendario y posee una serie de esculturas mecánicas que se mueven cada hora.
Según una leyenda, los ediles del ayuntamiento de Praga mandaron cegar al relojero para que no pudiera repetir su obra en otros lugaresNo hay otro reloj como éste; o al menos así debería ser si creemos lo que dice la leyenda acerca de que los ediles de la ciudad cegaron al maestro relojero para que no lo pudiera reproducir. Decir que los viajeros sienten fascinación por el reloj astronómico de Praga es quedarse cortos. Su belleza lo ha convertido en un icono universal.
Ver como marca las horas es un espectáculo imprescindible
El reloj de la puerta del Sol de Madrid
Los relojes suelen estar vinculados con rituales especiales y este es un buen ejemplo: es el reloj que nos da la entrada del Año Nuevo.
Fue inaugurado en 1866 por la reina Isabel II, así que lleva siglo y medio dando la hora. En realidad se llama Reloj de Gobernación, pero es tan popular que en España todos lo conocen como el reloj de La Puerta del Sol.
El reloj de la iglesia de San Pedro de Zúrich
En esta ciudad destacan los relojes tanto como los bancos. Es la sede de marcas de prestigio como Rolex, por ejemplo. Además, la Iglesia de San Pedro de Zúrich, a parte de ser la más antigua de la ciudad, cuenta con el mayor reloj de Europa de casi 9 metros de diámetro. El Museo Beyer está especializado en relojería, y hará la delicia de cualquier aficionado a los relojes.
El Abraj Al-Bait en el centro de La Meca, Arabia Saudita
En 2010 Arabia Saudí inauguró el reloj más grande del mundo, haciendo coincidir su primer segundo con el inicio del Ramadán. Se sitúa en la torre más alta (400 metros) del complejo arquitectónico Abraj Al Bait, un hotel espectacular que, a su vez, es el edificio más alto de Arabia Saudí.
El reloj marca la hora frente a la principal mezquita para los musulmanes y, también, la mayor del mundo: La Meca. Cada una de sus cuatro caras tiene un diámetro de 43 metros y puede verse desde una distancia de 25 kilómetros. Hecho en Alemania por una empresa familiar, Perrot Turmuhren, la composición finaliza en una media luna, elemento simbólico adoptado por el islam.
El reloj mundial BERLÍN, Alexanderplatz
Es un polígono de 24 caras en el que aparecen todos los husos horarios y los nombres de 148 ciudades de todo el planeta. Así que da la hora de todo el mundo, al mismo tiempo.
El Big Ben de Londres
En realidad el Big Ben es el nombre de la gran campana del reloj del Palacio de Westminster; pero con el paso del tiempo hemos acabado llamando Big Ben a toda la torre.
Este es un reloj de cuatro caras, como si lo hubieran hecho para que todo Londres pudiera saber la hora exacta de tomar el té. Se le reconoce una gran precisión gracias a la técnica con la que fue construido. La clave está en un péndulo a prueba del viento.
El reloj 200 de la Quinta Avenida
En la ciudad que nunca duerme una pequeña esfera lleva recordando el paso del tiempo desde 1909. El reloj, en el número 200 de la Quinta Avenida, en Manhattan, pertenece a un grupo de seis esferas ubicadas en la misma acera de la ciudad.
En 1985 se incluyeron en el Registro Nacional de Lugares Históricos por haber permanecer inalteradas desde su colocación. Sobre el del número 200 se destaca la “inusualmente sofisticada” columna que sostiene la cabeza del reloj, una esfera rodeada por una guirnalda dorada.
Reloj del Kremlin
La principal edificación del Kremlin es la Torre Spásskaya (torre del Salvador), que se remonta al siglo XV. Entonces era la mitad de alta, pero dos siglos más tarde se le añadieron los pisos que hoy le otorgan 70 metros de altura. A mediados del siglo XIX se instaló un reloj de cuatro caras que marca los cuartos y las horas, además de un carillón.
La puerta de esta torre es la principal entrada al Kremlin y por ella han pasado dignatarios y embajadores. En 1990 todo el conjunto, que incluye también la plaza Roja, fue declarado patrimonio mundial por la Unesco.
Torre de los Vientos
Con 2.000 años de historia, la Torre de los Vientos, también llamada reloj de Andrónico, tenía una doble función: medir el tiempo y conocer la dirección del viento. En el exterior, un reloj de sol medía el paso del tiempo, mientras que en su interior –reabierto de nuevo el público el año pasado después de décadas cerrado– una clepsidra (reloj de agua) permitía conocer la hora en días nublados y durante las noches.
Una veleta colocada en el tejado y alineada con las paredes donde se representan los diferentes dioses del viento (en la foto), indicaba la dirección del mismo. Su altura (12 metros) hacía posible que los ciudadanos consultaran la hora desde casi cualquier parte de la Ágora.
Reloj astronómico de Olomouc
No solo Praga presume de reloj astronómico en la República Checa. En Olomouc, al este del país, otra singular composición de este estilo preside una de las fachadas del Ayuntamiento. Su actual aspecto se remonta a los años 50, pues fue modernizado acorde con el estilo de la época y, sobre todo, del régimen político que entonces dirigía el país: el realismo socialista.
Tanto en los dibujos como en las figuras que se distribuyen por los 14 metros de altura del nicho están representados los trabajos tradicionales en diferentes épocas del año: desde un químico hasta un obrero y un deportista. A las doce del mediodía el carrusel al completo se mueve para anunciar la hora.
Carrillón del Mont des Arts
Mont des Arts, el barrio cultural de Bruselas, alberga buena parte de sus museos y se ubica en una de las entradas al casco histórico, con una de las mejores vistas de la urbe. Aquí, justo en la place de l´Albert, se encuentra el Archivo General del Estado.
En una de sus fachadas se construyó un carillón con motivo de la Exposición Universal que se celebró en 1958. Sus 24 campanas comparten espacio con 12 figuras que representan a personajes relevantes para la historia de Bélgica. En lo alto del edificio, la campana más grande corona la composición. A su lado, un muñeco articulado golpea el metal cada hora para advertir a los bruselenses del paso del tiempo.
Torre dell'Orologio
Venecia recibe cada año a unos 30 millones de turistas. Una de las visitas obligadas es la plaza de San Marcos, donde se alza un singular reloj de principios del siglo XVI. La torre en la que se aloja cuenta con tres esferas: una marca las horas, otra las lunas y soles y la tercera los símbolos del zodiaco.
Esto permitía a los marineros conocer las mareas y el mejor momento en el que salir al mar. Conocido como el reloj de San Marcos o de los Moros, por las dos figuras de bronce que lo coronan, en la parte superior se divisa una virgen, con las puertas de las que salen los Magos los días de la Epifanía y la semana de la Ascensión para tocar las horas y hacer una reverencia a la virgen.
El reloj mecánico de la Catedral de Comayagua
Los hondureños dan la bienvenida al año nuevo con uno de los relojes mecánicos más antiguos del mundo, al menos, el más longevo de América: el de la catedral de Comayagua, antigua capital de Honduras. Hay datos que lo certifican, como su número cuatro, que aparece representado en números romanos como IIII en lugar de IV, fórmula empleada antes del año 1300.
Además, las marcas en su estructura corroboran que el hierro fue cincelado y no fundido. Se cree que los árabes lo fabricaron en España en el año 1100. Tras su expulsión de la Península (siglo XV) acabó en manos de un religioso y fue finalmente donado a América con Felipe III. La primera vez que ocupó un espacio en Comayagua fue en 1936 en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced. 75 años después, se trasladó a la catedral.
La rueda del tiempo.
Hungría entró a formar parte de la Unión Europea en 2004 y para conmemorarlo colocó un enorme reloj de arena en su capital, Budapest, conocido como ‘la rueda del tiempo’ por su forma circular.
Está construido con acero, granito y vidrio, representando así la durabilidad del tiempo. No informa de las horas sino que cuenta los años. Cuando se acerca las doce de la noche del último día del año, cuatro personas se encargan de girar la rueda para que vuelvan a caer los granos. Esta tarea dura unos 45 minutos y se hace de manera manual para recordar el esfuerzo del ser humano durante el tiempo pasado. El resto del año está monitorizado por ordenador.
El carillón en el nuevo ayuntamiento en Marienplatz
El estilo neogótico del Ayuntamiento Nuevo de Múnich (Neues Rathaus), en la Marienplatz, lo convierte en una de las edificaciones más bellas de la ciudad. Aunque la construcción tiene más de un siglo de historia, el calificativo ‘nuevo’ se debe a que anteriormente el gobierno municipal se asentaba en otro edificio.
La torre principal, a la cual se puede subir, cuenta con un carillón con figuras a tamaño real. A las once y doce de la mañana, y también a las cinco de la tarde durante los meses más cálidos, los personajes bailan representando varios episodios de la historia de Múnich. Principalmente, se narra la boda entre Herzog Wilhelm y Renate de Lorena, en 1568, el torneo entre caballeros celebrado para la ocasión y el festejo del final de la epidemia de la peste.